domingo, 26 de octubre de 2008

Venial

Con la antesala de una semana de trabajo fuerte, no quedaba más que cargar mis baterías cansando mi propio cuerpo. No podía dejar pasar la oportunidad de visitar una disco de la ciudad que tiene mucha trayectoria.

Ya por referencias había escuchado sobre ella y debía entrar aunque fuera una sola vez. No me arrepentí. La noche en Valencia empieza tarde, muy tarde. Venial es una disco que abre a eso de la 1am, lo que supone un esfuerzo físico muy distinto al que haría en mi país, donde la fiesta, a esas horas de la madrugada está a todo calor. Suerte que aún tenía mi reloj biológico con unas horas de retraso, así que la 1 de la mañana aún es temprano para mi.

Un coctel para empezar, poca acción tiene el lugar. Esta noche no hubo espectáculo, parece que no siempre hay. Muchos chicos guapos si, pero algunos de ellos solo vienen a buscar invitación. No se que seguirá después de ofrecer una cerveza, pero no tengo ganas de probarlo. Yo estoy ahí para conocer el lugar, conocer gente y sobre todo, pasarla bien.

Un par de horas después y luego de tres intentos de acercamiento inoportuno de unos cuantos putitos mis ojos se posaron en un hermoso chico que estaba por ahí. El mensaje de los ojos es universal y tal parece que mis tácticas de cacería pueden ser utilizadas tanto acá como allá. No fallan nunca un par de miradas penetrantes y luego un despiste programado. Alejarse es oportuno, pero no perder de vista el blanco. Regresé con una bebida nueva en mi mano y esta vez los intercambios de miradas fueron mútuos, pero más discretos.

Si hablamos de lógica, al ser foráneo debería haber esperado un primer acercamiento de su parte, pero yo...un tipo sin pedos mentales no se ofusca por actuar fuera de protocolo. Un pasito para acá y otro más, una mirada suya y una sonrisa franca me permitió acercarme directamente al "tío".

Chico simpático, mucho. Interesante con muchísimas cosas de que hablar. Quedó prendido de mi acento extranjero y fácil dominio del idioma, al menos eso dijo. Hablamos durante horas sobre todo, sobre su país y sobre el mío; sobre su familia y sobre la mía; sobre mis amigos y los suyos; sobre sus aficiones y sobre las mías; sobre mi visita a Valencia. La noche estuvo cargada de electricidad, olor, filtreo, coquetería, acercamientos y luego, besos. He de confesar que me gusta mucho besar; en un beso se saborean verdades y metiras; edades, ambiciones, pasiones, deseos.

Un beso trae consigo muchas cosas, pero estos trajeron frenos, no se porqué exactamente, pero nos frenamos mucho. Ya era tarde quizá o tal vez mi prudencia me impidió seguir más allá de esos besos melosos y deliciosos que nos dimos, pero disfruté verdaderamente del contacto físico con ese desconocido tan ameno.

Ya es hora de salir, muy caballero me acompañó a tomar mi taxi de regreso al hotel y él, por supuesto para su casita, no hay números de teléfono que se puedan recordar, pero le ofrecí mi dirección de correo electrónico, con la esperanza de que no la olvidara y se comunicara conmigo durante alguno de los días que estaría por ahí.

No hay comentarios.: