lunes, 3 de diciembre de 2007

Post atrasadísimo!

He de decir que estoy vivo y que me fué bien.

Ingresé al lugar con un poco de temor, claro...luego de semejantes acontecimientos presenciados, pues podría creerse que encontraría cualquier cosa en un antro gay en esa ciudad. Y lo fué, un lugar muy poco bonito, la primera impresión que me dió fué de que alguien decidió abrir la sala de su casa para recbir a un poco de locas que no tienen donde ir y podrían pagar por ello.

La luz escasa protegía tu vista de la mala decoración y del moviliario rebuscado y colocado como quien no quiere la cosa. Habían más atenediendo que los que recibíamos antención, pero ellos parecían estar en su propia fiesta. Más bien parecía el lugar de reunión de un grupo de amigas locas que un bar y "ellas" parecían estar ahí para divertirse y no para trabajar.

Dos fulanos, (uno muy guapito, por cierto) se disputaban uno al otro el turno de colocar la música, con gustos tan distíntos el uno del otro, que acabaron por arrojar a la clientela (5 no más) una gerra de canciones de géneros distintos, como demostrándonos cual de los dos tenía el gusto más espantoso. Una mezcla de regeatton con pop electrónico demolía mis tímpanos y me invitaba a salir de aquel hueco tan horrible. No me dí por vencido tan rápidamente, logré estar dentro del lugar lo que dura una cerveza en frente tuyo y la mitad de ella, casi la sorbí de un solo trago! Esto fué cuando un fulano nuevo cliente, tomó asiento al lado mío en la barra y comenzó a frotarse las manos, como cuando uno tiene frío y luego me preguntó algo que no logré entender, pero a juzgar por sus movimientos, me imagino que quería calorcito ajeno. Se acercaba cada vez más y me empujaba contra la pared de a pocos y sin apuros, colocó su mano en mi pierna diciendo algo que ni quise entender; me tomé de un solo trago mi cerveza y dos minutos después estaba en un taxi a quien le pedí que me llevara al centro de la ciudad.

Esta vez fué todo distinto, me recibió un buen mozo fornido y elegante quien me indicó, 100 por entrada, pero si querés ir al VIP son 200. -Valdrá la pena ir al VIP, me dije y le coloqué en la mano dos billetes de 100.

Entré totalmente perdido en el espacio, sin saber siquiera hacia donde quedaba el VIP y menos hacia donde me dirigía, pero la cosa estaba bien. Muchos tipos guapos y otros no tanto, pero al final todos bien vestiditos y hombrecitos. Me acerqué al bar e hice lo que cualquiera de nosotros podría hacer, pedí una bebida. -Que cerveza nacional tienen?, pregunté.

-Te recomiendo esta, es la mejor.

-Probaré, dije.

Caminé un poco para dar espacio en la barra y empecé a recorrer el lugar con la mirada, todo estaba normalito, pero eso no parecía ser el VIP. Decidí caminar un poco, aunque no era mucho lo que podía, pues el lugar era realmente pequeño. Encontré una puerta custodiada y me atreví a entrar, muy amable el tipo, me abrió la puerta y me dejé entrar en otro mundo, sencillo, pero distinto y con más gente. Muchos otros tipos más bonitos, caminé hacia una estratégica esquina, para cuando ya me había bebido mi cerveza. Tomé pocisión en la barra para ordenar una nueva bebida y de regreso a mi esquina estratégica, de frente estaban estos dos, a quienes nunca antes había hablado, pero que sabía que eran de mi casa..., no me pude contener y les dije: - Ustedes son de, cierto?

-Si, vos también, verdad?

- Mi siguiente impulso fue abrazarlos y desahogar mis penas en las siguientes 3 horas que duró la noche. La pasé bien, regresé con dos amigos más, pero ninguno de ellos fué de allá sino de acá.

Que cosas tiene la vida, cierto?