lunes, 20 de octubre de 2008

A pesar de mi cansancio

Un buen explorador no se detiene por simplezas como el cansancio. Al cuerpo hay que obligarlo, porque este no se manda solo. Hay que retarlo, hay que ponerlo a prueba, hay que foguearlo y eso fue precisamente lo que hice.


Llegué a Valencia a eso de las 5 de la tarde, justo el tiempo para acomodarme el el hotel y salir a inspeccionar un poco, pero con medida, eso si. Con una semana de trabajo fuerte en frente, no quería malgastar mis energías, jamás! Así las cosas, salté de la habitación del hotel a conocer la ciudad.


Nunca digo no!

Ya tenía referencias del lugar, así que afiné mi sentido de ubicación y mis antenitas parabólicas me ayudaron a llegar. Fácil dirección cuando tenés un instinto explorador y brújula rosada incorporada a tu programación.

Oscuro, mi preferida para el morbo, laberintos, cuartos, videos, chicos guapos, no quedaba más que acomodarse al escenario y actuar de acuerdo a la situación. "Al país que fueres has lo que vieres" y así lo hice.

No tardé mucho en aclarar mi visión y logrando así reconocer mejor los espacios y los transeúntes, esquivé algunas indiscresiones poco apetitosas y me dediqué a dar una puti vuelta de inspección.

Oh! Adoraré estar en Valencia, lo se!

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