lunes, 11 de agosto de 2008

De una ida y un regreso


Mi vida a sido de idas y regresos, de cambios de un lugar a otro y lejos de lo que podría significar para un niño en desarrollo, eso me ayudó a crecer y a ser quien soy hoy.

Nací en un país y terminé viviendo en otro; cinco o seis años despúes de que llegaron mis papás al país donde vivo nos fuimos a vivir a otra casa y cinco años después decidieron vivir en otra provincia (estado). En esa provincia, me tocó vivir mi adolecencia, ahí crecí y me descubrí como gay.

Fue una época muy difícil porque nunca estuve cómodo, el lugar no era de mi agrado y demás había dejado a todos mis amigos atrás. También empezaba a descubrir que mi desarrollo como gay iba a ser tremendamente difícil, el lugar estaba cargadisimo de un ambiente machista y homofóbico.

No era que yo quisiera vestirme de mujer, no; ni que mis maneras fueran peligrosas para mi seguridad física o emocional, tampoco. Pero era claro que me iba a hacer falta algo para poder desarrollar mi interior y en ese lugar, no lo encontraría.

Esto se hizo más evidente un día que acompañé a mi mamá a la capital, descubrí que ese lugar estaba lleno de chicos lindos y lo mejor, los chicos lindo me veían, ofreciendo una posibilidad de ampliar mis horizontes personales y tener más amigos como yo. Desde ese día, cada vez que alguien de mi familia tenía que desplazarse a ese lugar, yo los acompañaba. Pronto estaba tan familiarizado con la dinámica, que no hubo mayor problemas en que yo solo, podría asumir las responsabiliades de hacer alguna diligencia.

Yo feliz! Y luego fueron dos y luego tres y cuatro, las veces que pude ir solo a la capital. Por supuesto que yo di lo mejor de mi en esas diligencias, asegurando así que era capaz de hacer cualquier mandado que me pidieran, con ello aseguraba mis viajes, cada vez más frecuentes. Los tiempos eran otros, lo se. No había tanto temor como ahora, de enviar a un muchachito de 16 años a casi 200 kilómetros lejos de casa.

Descubrí de a pocos un mundo nuevo. Un mundo con hombres muy lindos; grandes o pequeños; blanco o morenos; maduros o jovencitos; a los que podía ver con tanta naturalidad y sin el temor que me daba hacerlo en ese otro lugar, a un golpe por atrevido.

Pronto desee volver a vivir ahí y una vez que conseguí tener edad para estudiar en la Universidad, se concretó mi excusa perfecta por regresar, esta vez para quedarme.

En el pueblo de mis padres, nunca conocí una disco gay o un bar; nunca tuve un grupo de amigos gay y mucho menos tener una relación de puertasa abiertas. Lo más parecido a un novio fueron dos compañeros de colegio, con quienes podía saborear los nectares masculinos ocasionalmente o un novio oficial que logré, justo antes de graduarme del colegio, quien me enseñó que también en el mundo de los hombres que aman hombres, se sufre por amor.

Me vi envuelto en muchas historias que quizás algún día les cuente, historias que me atraparon, modificaron mi personalidad y me formaron como soy ahora. Nunca más quise regresar a vivir cerca de mis padres y solo venía de visita. Y digo venía, porque por azares del destino, terminé ocupando una muy buena posición en una muy buena empresa, justo en el pueblo de mis padres luego de varios años.

Esta vez la cosa es diferente, el lugar es distinto y la gente es distinta. Hasta un bar gay hay y este fin de semana, mi instinto de explorador me llevó a conocerlo, pero eso...es historia de otro post.

7 comentarios:

Juan Duque Oliva dijo...

Me alegra saber que pudiste ir encontrando tu sitio y sin muchos traumas.

La naturalidad del encuentro con uno mismo es un nacimiento espiritual y cada vez tendría que ser algo más cotidiano en nuestro mundo.

Besos ye spero que lo pases bien estes donde estes.

Besos

Javier dijo...

Un más que interesante recorrido vital y emocional escrito en las pieles de tantos de nosotros.

Homo-Sapiensis dijo...

Gracias por compartir estos recuerdos y viviencias amigo... Me hacen recordar a muchos de los miso también... Muchas veces es imposible volver atrás, pero no hay porque hacerlo, siempre hay que seguir adelante, recordando, manteniendo lo aprendido, lo vivido, lo amado y disfrutado, eso es lo que importa. Un abrazo

Unknown dijo...

A todos nos ha pasado algo similar pero nunca estará de más relatar estas vivencias. Te felicito.

Pikitos

ZekY's

Anónimo dijo...

Llegué hasta aquí revisando las páginas desde las cuales se accedió a mi blog. Me alegro de haberte encontrado. Gracias por ponerme entre tus enlaces.

Vetado para el amor dijo...

OE... MIENTRAS CAMINAMOS LLEGAMOS ALGUN DIA A ESOS LUGARES QUE PARECE NOS ESTABAN ESPERANDO Y LO LLAMAMOS CASA, MADRIGUERA O NIDO, TAL VEZ CUEVA, ESCONDITE, GUARIDA O REFUGIO... O SIMPLEMENTE HOGAR...
ABRAZOS Y DIOS LE PAGUE...

Green dijo...

Bueno, espero con ansias tu próximo blog. ¿Dónde te has metido? Parece que el bar te ha encantado!

Saludos y abrazos!