lunes, 2 de julio de 2007

En la Oscuridad


La oscuridad me atrapa. Es como si intentara encontrar algo que no se puede ver a plena luz, es como si los aromas y los sonidos fueran percibidos de manera distinta. Es como si combinados con el tacto, se formara un solo sentido capaz de sobrepasar las barreras de la luz y ver, aún así lo que se necesita ver.

Cada quien está en lo suyo, cada uno está formándose su propia película personal, asumiendo roles y participando de manera imaginaria, cada uno asume una pocisión y se identifica con uno de los personajes que en dos dimensiones actúan frente al escaso pero interesado público, que a tientas se acomoda en rincones solitarios, oscuros, incómodos.

Me apuro a colocarme en mi sitio sin saber como es, pues la oscuridad es total y al inicio es mucho mayor. Me siento de manera de poder tener una perspectiva clara de la película y trato de ubicar un diálogo en un idioma extraño, que el final no importa pues las imágenes son claras y precisas. Llegué tarde así que poco queda de la trama facilísima que se ha montado ya entre un par de tipos corpulentos y una colegiala quien trata de poner imagen de inocente con su pelo recogido con un par de colas y un uniforme a cuadros ya en el suelo.

Queda un corte y luego empieza una nueva película, esta vez en castellano, con acento español. A todas luces se nota una mala traducción y malas actuaciones pero, aunque tampoco es importante, esta vez al menos es una trama más humana por el castellano.

Ya veo mejor, ya mis ojos se han acostumbrado a la oscuridad y noto que no es total, se pueden ver otras butacas ocupadas y un silencio absoluto. De vez en cuando un nuevo cliente ingresa con torpes movimientos y a tientas, intenta buscar una buena pocisión.

Hace calor, me tomo un respiro y salgo a tomar un refresco a la entrada principal de cine porno, encajar mis ojos y volver a entrar, esta vez con más confianza. Noto que hay un segundo piso y me pregunto si será posible estar ahi, me atrevo y subo las oscuras escaleras y busco un sillón para mi, lejos de los clientes ya instalados.

Hay mucho movimiento en esta zona, pero no importa pues mi intención está en el frente. Se acerca un mirón de porno y se instala muy cerca mio, me extraño, hay mucho campo. Al cabo de un rato, el mirón se acerca más y me pregunta por fuego para su cigarrillo, peligrosa costumbre de fumar en un sitio inflamable como aquel, pero lo ofrezco y continúo en lo mio. No se aleja sino que se instala en mi asiento vecino y me ofrece esta vez, una mamada. Quedo en shock y me levanto sin contestar y me cambio de lugar, al cruzar de un lado al otro observo como en rincones hay tipos sentados junto a otros tipos haciendo su propia película, bajo su propia acción y decido bajar nuevamente a la primera planta, más segura.

Salgo del cine asustado mejor, pues no logré concentrarme de nuevo en la peli, con la fuerte convicción de no volver a exponerme a semejante atrevimiento, salgo de ahí con la fuerte promesa de no volver a probar visitas a cines donde el calor, es más importante que el color a falta de luz.

Ya ha pasado una semana desde esa experiencia y hoy, acá estoy nuevamente sentado en la primera planta, la segura....pero con el fuerte deseo de saber que ocurriría esta vez si vuelvo a subir.

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