martes, 26 de junio de 2007

El paso de la casa al mundo


Yo fui pequeño, fui adolescente! yo tuve todas esas sensaciones incotrolables sobre mi propio cuerpo y sobre mi propia mente. Yo tuve además, el sueño de ser dueño de mi propia naturaleza y de mis necesidades.

Yo fuí inmaduro y aprendí tanteando, pisando, olfateando y viendo con mis propios ojos la verdad de la vida y la verdad, no era lo que mi familia me había enseñado, al menos no de forma completa.

Yo tenía papás que se ocupaban de mi, que me brindaban protección y que me abrazaban y me querían, entonces, al "tirarme" a la vida, pretendí hacerlo con una figura parecida a ellos.

Los ataques hormonales del desarrollo, violentaban mis impulsos hacia el desconocido y exitante mundo del sexo y del placer, pero tuve suerte de encontrarme en manos de alguien de quien pude ser su propio hijo. Me tomó y me enseñó todo lo que mis papás no pudieron, desde una óptica distinta.

Extrajo de mi, la fortaleza de la juventud, el ímpetu de un cuerpo joven y vigoroso, la osadía del sentir y no pensar, la magia de la inocencia combinada con ingenuidad, energía, vigor. Pero yo, me quedé con enseñanzas, me quedé con madurez y juicio al enfrentarme al mundo peligroso del que mis papás no me hablaron nunca.

Es en esos detalles, que forzosamente me atrevo a asegurar, que el sexo entre edades gigantezcas es fenomenal desde cualquier punto que se mire, uno toma, el otro aprende.

Además, es como salir de casa de la mano de un papá, porque en la vida hay que aprender de todo y para ello, es necesario un maestro siempre.

2 comentarios:

JP dijo...

Yo tambien tuve un maestro mayor que yo... solo que en los escritos que dejó en el libro de mi vida.... un manchón quedó en la última hoja que pretendió escribir...

Desde el rincón dijo...

Joker, siento oir eso, pero estoy seguro que lograrás borrarlo y poner atención más a sus enseñanzas positivas...gracias por visitarme