lunes, 16 de febrero de 2009

Confieso que he vivido.


Mi primer novio fue en realidad un proyecto de novio, primero porque no tenía idea de que significaba tener un novio y luego, porque él mismo no sabía que significaba "ser novio".

Todo empezó con un juego de manos detrás de nuestras respectivas novias del colegio; alguno de los dos se equivocó de mano, pero el otro no lo sacó de su error, no me acuerdo quien fue el que provocó todo, el que se equivocó o el que dejó que el error siguiera por un buen rato.

De Jorge aprendí lo que se siente ser piyado por una madre (la suya) en pleno beso apasionado. Aprendí a sentír temor de que me gustaran los hombres y creer que lo que hacía era malo.

A pesar de este incidente, mi sensata inmadurez no me dejó pensar bien las cosas y con ayuda del Universo, quien conspiró para encontrarme un nuevo novio, apareció entonces Jesús, un lindo niño un poco amanerado pero con un gran corazón. Lleno de inseguridades y una madre autoritaria quien quería controlarlo todo, desde ese momento entendí que mi vida estaría rodeada de muchas otras madres además de la mía.

Aprendí con Jesús el sabor del desengaño, sentir angustia por saberme perdedor de un amor frente al calor de unos mejores besos y mejores caricias que las mías, pero peor aún, una mejor compañía que la mía. Aprendí a sobreponerme a los fracasos y enfrentar el resto de mi vida con lo poco que quedaba en mi baúl del la fortaleza.

El sucesor de Jesús fue Marvin, todo un experimentado chico de 23 años, quien tenía su propio trabajo y al ser mucho mayor que yo, me ofrecía toda una amplia paleta de información sobre ese mundo que no apenas imaginaba que existía. Marvin tenía muchos amigos gay y yo apenas ninguno.

Marvin me enseñó la vida de los bares y las discos en menos de un mes y yo aprendí tan bien y tan rápidamente, como para darme cuenta que en la vida, no nos podemos detener por un hombre que quiere controlarlo todo.

No es posible montarse cómodamente en el tren que te llevará por el paseo más grandioso de tu existencia: tu vida, con una persona que quiere detenerte, cambiarte, controlarte, pero sobre todo hacerte parte de sus propiedades.

Después de un cortísimo tiempo aprendiendo la lección y tomando el valor de dejar a Marvin, me pasé otro cortísimo tiempo recorriendo solo, aquello que había encontrado y en una de tantas, tropecé con José.

José me enseñó el perfil del hombre perfecto para una relación gay. No muy fuerte, no muy débil. Justo el punto perfecto para equilibrar las emociones de un día agitado. José era todo bondad y esencia humanitaria.

José, también era "gobernado" por su mamá, pero de manera muy positiva, al menos para mi manera inexperta de ver la vida. Tanto, pero tanto, tanto, que dejé que esa relación permeara incluso en mi relación con mi madre y hoy día, puedo atreverme a decir que de no haber sido por el "empujón" que nos dió su mamá la mía, mi vida tendría un matiz distinto.

José me entendió a la perfección, José me ayudó a desarrollar mi lado artístico y mis dotes de escritor, que según él tenía que pulir con ayuda, así que me contactó con un periodista que leyó mis intentos de apretujar mis ideas y convertirlas en palabras escritas. Su crítica resultó ser muy brusca para una parte de mi trabajo, pero muy favorable para el otro, de manera que mi Ego se encargó de encerrar en un armario toda intención de aquel sueño que según yo, debía contener todo mi trabajo, bueno o malo.

El problema con José, fue que yo no estaba preparado para aprender de un solo hombre ese rasgo, quizá el más importante para nuestro tipo de vida, el de mantener una buena converzación, acompañada con una buena parte de humor, porque esto será lo que te mantendrá unido a tu pareja, si llegás a ser viejito junto a él. Así las cosas, decidí aventurarme a la vida y dejé a José a cambio de Juan Carlos.

Juan Carlos era todo morbo, morbo que yo necesitaba incrementar en mí mismo, así que necesitaba un mentor. Juan Carlos era todo cacería, siempre estaba pensando en sexo y yo era todo sexo, así que le dejé actuar. El problema era, aunque lo descuibri tarde, que el sexo era la base de su vida y por lo tanto, cuando no estaba yo, estaba otro. Así fue como acepté mi sufrimiento pensando que era la manera que tenía la vida de descontar mi mal karma por haber dejado a José. Hoy sé, que era la forma que tenía la vida para enseñarme a protegerme hasta de mi mismo.

Cabe señalar que Juan Carlos también tiene una mamá que está totalmente pegada a su existencia, con la única ventaja de que nos separaban un 3.000 kms de distancia.

Luego llegó el segundo Marvin. Digo yo: cuántas probabilididades hay en la vida de que te encontrés a dos tipos con el mismo nombre, con los cuales establecerás una relación? Supongo que dos.

El segundo Marvin era bello, un poco parecido a un diamante en bruto (muy brusco, tal vez) pero bello. Una piernas de padre y señor mío y no es que ninguno de mis anteriores novios fueran lindos, todo lo contrario, pero Marvin tenía algo que me hacía transformar. Quizás era la mezcla entre su físico, su personalidad y mi nueva faceta morbosa recién descubierta por Juan Carlos, el hecho es que me encendía con solo mirarlo.

Marvín fue protagonista también de mi recién renovada faceta de escritor romántico, así que fueron dedicados a él varios versos y poemas que ahora están todos en la basura, pero según yo, él era merecedor de eso y más en aquellos momentos.

Marvin me dejó por otro, nuevamente mi corazón se teñía de desamor, pero a juzgar por la cantidad de veces que yo había dejado a mis novios, apenas merecido lo tenía o al menos eso pensaba. Era preciso que pagara con dolor, todo el dolor que yo había causado, o no?

No tardó mucho tiempo para que mi amigo Carlos, tan cerca mío durante varios años, juntando los pedacitos de corazón que se me habían quedado en el camino, decidió ponerlo todos juntos en mis labios y una noche de fiesta terminó por convencerme que nostros eramos el uno para el otro: ya nos conocíamos desde hacía mucho tiempo, sabíamos que podíamos esperar del otro y no teníamos que empezar por esa mamera cursilería de empezar a poner nombre a todas ideas y amigos, familiares y compañeros de trabajo, pues ya nosotros teníamos ese camino adelantado.

Carlos dijo: "Nosotros....no podemos ser menos que amigos". Carlos me recordó que ya hace varios años habíamos intentado tener una relación seria y me recalcó esa noche que la pasión entre nosotros estaba más viva que nunca y que el olor a deseo siempre iba a rondar nuestros cuerpos cuando estuvieramos juntos y yo me dejé llevar. No sé si por la impresión de escuchar esa maravillosa combinación de palabras o porque realmente pensaba como él, pero igual me dejé llevar.

No tardó mucho tiempo en salir a flote nuestras diferencias en la cama, pero un chico explorador como yo, siempre está listo a aceptar lo que se presenta y siempre con la mejor de las caras. La disposición es una de mis armas personales y nunca me niego a un buen reto.

Así pasaron los días, las semanas y los meses, pero una cosa muy distinta es querer por amor y convicción propias, adaptarse a una nueva situación y otra es permitir que te pisoteen agrediéndote, primero psicológicamente hasta que ya no tenés más que esperar el primer zarpazo que podés encontrarlo a la vuelta de la esquina de la cocina o del baño.

Dejé a Carlos con el corazón en la mano, con mi autoestima por los suelos y con la verguenza pública de tener que reconocer que había logrado que yo valiera apenas nada y que él, siempe seguiría siendo ese Carlos que todos desean.

Y Carlos dijo: "Nosotros no podemos ser menos que amigos"

Me tomé un año sabático para estar conmigo mismo y me enamoré de mi. Encontré un placer tan delicioso de pertenecerme y me sentía tan agusto conmigo mismo que por mis poros brotaban destellos de felicidad y todos lo notaban. Resulté ser todo una sensación por mi mismo y eso me encantó.

Para entonces comencé a compartir mi vida con una pareja de amigos que tenían más de diez años de estar juntos, de manera que cada vez que mi inconciente me pedía estabilidad, corria a casa como si fueran mis papás y me arrinconaba en esa deliciosa sensación de seguridad como si fuera un niño, pero solo faltaban unas pocas horas y estaba listo para salir al mundo a buscar aventura de cualquier tipo.

Mis mejores amigos fueron ellos durante mucho tiempo y yo continuaba en una relación perpetua conmigo mismo, entendiéndome y amándome y dando placer a otros en compañía mía y algunas veces (muy pocas) el placer era en solitario.

Hasta que llegó mi novio actual. Mi novio actual (comprenderán porque no menciono su nombre, ya mucho hice con revelar mi larga lista de matrimonios al mundo, como para exponer su reputanción a causa de la mía (juas-juas).

Mi novio actual es de otra serie, de esa serie de seres humanos de los cuales ya no existen moldes. Los hicieron una vez, tal vez dos y luego los botaron.

No hablaré mucho de él, pues se merece un espacio en solitario y no quiero mezclarlo con mi agitada vida de concubinatos seguidos los unos por los otros, pues él es distinto.

Solo contaré de él fue casi imposible llegar hasta sus brazos, nos tomó más de una década permitir que las miradas furtivas se trasnformaran en conversaciones, pero más difícil fué, que mi amigo de pachanga le dejara permanecer conmigo. Mi amigo moría y yo ni siquiera lo sabía, así que estaba totalmente convencido de que quería pasar el resto de su vida diviritiéndose a pedo lleno conmigo, así que no podía permitirse que alguien llegara a ursurpar su espacio.

Yo no solo permití que mi novio fuera mi novio, sino que además le impuse a mi amigo un rango de jerarquías, que todas se cayeron cuando finalmente me enteré de que pronto lo perdería. Mi novio es mi novio, porque en aquel momento que mi amigo se moría, me dejó a su lado para que viviera con él ese escape de este mundo, no me robó de su lado, sino que me dejó darle mi mano y eso, es algo que yo no voy a olvidar nunca, mi novio dejó que yo fuera el amigo, pero más que eso, que lo demostrara.

Hoy día soy quien soy, un poco más otro poco menos por la influencia de estos hombres que han rodeado mi existencia, de todos soy amigo y todos son muy buenos amigos míos, con todos hablo seguido y a todos les pido consejo, todos menos uno.

Todos han sido importantes y fueron mis amores, se fueron de mi vida convirtiéndose, transformándose en lo que son hoy para mi, todos menos uno, justo aquél que dijo: "Nosotros no podemos ser menos que amigos"

3 comentarios:

Ave nocturna dijo...

Hola
Yo por acá leyéndote encantada otra vez, vine por mi beso, alguien me dijo q estaba por acá.
Un abrazo
Ave nocturna

Green dijo...

Bueno, no tengo palabra distinta a desearte mucha felicidad en tu agitada vida y que todo se haga como sueñas y esperas.

Cuando se encuentra a ese alguien que uno tiene certeza de quien es, todo tiene un valor sobrenatural. Eres un hombre muy afortunado.

Un abrazo.

Herman Polanco dijo...

mmmm.... trato de no llorar... porque imagino lo dificil que ha de ser la vida.... digo ha de ser.... ya que no he tenido pareja de ningun tipo... asi que trato de evitarlo porque no soy bueno para el dolor.... lo que te agradezco que me hayas enseñado que tipo de gente puedo esperar en mi vida y como podria evitar tropezar.... gracias y saludos desde Guatemala...!!!